viernes, 3 de febrero de 2017

"La sonata del silencio", de Paloma Sánchez-Garnica

Nos encontramos en los años cuarenta, y Madrid todavía es una ciudad aturdida por una guerra que destrozó los cimientos de sus barrios y convirtió a sus habitantes en sufridos supervivientes. La escasez de todo tipo de productos que llevan años arrastrando pone en una situación precaria a la mayoría de los ciudadanos, que han de sobrellevar como pueden el día a día que les ha tocado vivir.

En este entorno nos invita a vivir la autora madrileña (aunque criada en la capital aragonesa) Paloma Sánchez-Garnica, concretamente en el número 10 de la castiza Plaza del Ángel. En dicho edificio conoceremos la historia de dos familias: los Figueroa y los Montejano. Ambos hombres y cabezas de familia (Rafael y Antonio) son amigos íntimos y disfrutan de una acomodada situación que les permite codearse con lo más granado de la sociedad de la época.


Sin embargo, tras un oscuro incidente, Antonio es encarcelado. Desde ese momento comienza un calvario para su familia: su hija adolescente Elena y su esposa Marta Ribas, una culta e inteligente mujer que sufre la gradual pérdida de estatus desde el momento del encarcelamiento de su marido. Aún tras haber sido liberado, la presión social hace que la familia inicie una línea descendente que amenaza con dejarlos en la más absoluta de las miserias.

Por si fuera poco, Antonio cae gravemente enfermo, con lo que Marta ha de tomar las riendas de la casa para poder alimentar a su  familia. La terrible oposición de una sociedad brutalmente machista hace que Marta haya de enfrentarse a toda clase de situaciones desagradables, murmuraciones, e insinuaciones malintencionadas. Incluso ha de esmerarse en poner coto a sus capacidades para que su marido no sienta la humillación que por aquel entonces suponía que un hombre viviese del trabajo de una mujer.

Marta es nuestro personaje principal. Con ella sufriremos y nos esperanzaremos. Con ella sentiremos rabia e impotencia, miedo y desolación. Con ella desgranaremos los puntos débiles de una sociedad que tenía que sobrevivir entre miserias y picardía de los más avispados. Con ella veremos cómo los escrúpulos son sacrificados cuando hay unas monedas en juego.

Sin embargo, como suele suceder en las novelas de Paloma, los personajes que acompañan a la protagonista tienen una importante relevancia. Cada uno de ellos está perfectamente perfilado, y probablemente cada lector tome partido por uno u otro, y puedan llegar a sentirse identificados con uno en concreto. Entre tanta variedad yo encontré algunos que serán difíciles de olvidar.

En cuanto a la historia (o mejor sería decir las decenas de historias) que nos vamos a encontrar en las casi 900 páginas del libro (no te asustes y sigue leyendo) nos son presentadas todas y cada una de ellas como pinceladas que van mostrándonos poco a poco una acertada e interesante imagen de las costumbres y del comportamiento social de la época.

El (sospechamos) esmerado trabajo de documentación de la autora nos ofrece una muy visual ambientación de la posguerra española, aunque procura acertadamente no entrar a valorar aspectos políticos de la misma. Dicha ambientación fue aprovechada por Televisión Española para ofrecernos su producto estrella en el otoño del año 2016, que fue una serie homónima que cosechó un importante y merecido éxito. Con ello, el nombre de la autora ocupó por fin el lugar que estaba mereciendo desde hace ya tiempo.

Ahora, si me permitís, intentaré expresar lo que me ofreció la lectura de “La sonata del silencio”. Como dije en las anteriores líneas, el argumento se nutre de decenas de historias (algunas con mayor importancia que otras) que nos llevan literalmente a devorar páginas hasta lamentar que el número final se quede en tan solo tres cifras. Pero, sinceramente, creo que la historia no es la mayor de sus virtudes.

Y es que, a mi modo de ver, la ya conocida gran dosis de sensibilidad que la autora imprime a sus obras adquiere aquí su mayor dimensión. Hubiese resultado para mí imposible no haberme emocionado en decenas de ocasiones con Marta, Roberta, Elena, Hanno, Fabio…. Una gran cantidad de momentos inolvidables que ya forman parte de mí.

Siendo la tercera obra que tengo la fortuna de disfrutar de Sánchez-Garnica, es incluso más intensa esa sensación que me embargó en las anteriores de inmediata familiaridad, esa manera de sentirme cómodo al leer en cuanto me decido a comenzarlo. Soy consciente de que probablemente habrás leído muchas opiniones favorables sobre “La sonata del silencio” y puedes temer, al igual que yo lo hice, sentir una especie de decepción. En mi caso, lejos de sufrir una decepción, superó con creces mi expectativas, y deja en mí un recuerdo que estoy seguro será imborrable por lo que representa para mí y por algunas frases que se  han grabado en mi memoria.


Si conoces a la autora, seguro que ya has leído este libro. Si todavía no has leído ninguno de sus libros, has de saber que te estás perdiendo una lectura con una emotividad difícil de olvidar, y que a mí me llevó a que “La sonata del silencio” sea un libro muy especial en todos los aspectos.